Canadá podría beneficiarse de los desafíos de Trump.

Canadá podría beneficiarse de los desafíos de Trump.

Canadá tiene la oportunidad de atraer, a través de la migración, a los mejores y más brillantes estudiantes y académicos que están alejados por las políticas de Trump.
La elección de Trump a la presidencia de los Estados Unidos desencadenó ondas de choque sísmicas en todo el mundo. Las implicaciones de su administración para Canadá son continuamente debatías entre columnistas, reporteros, analistas políticos y funcionarios del gobierno. Aunque existe un consenso general sobre los desafíos que esta nueva administración está trayendo, no se ha hecho ningún intento serio de explorar cómo los desafíos pueden convertirse en oportunidades para Canadá.
Gran parte del debate sobre las observaciones de Trump sobre las relaciones Canadá-Estados Unidos se ha concentrado en sus políticas declaradas para negociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), reducir las tasas de impuestos sobre la renta corporativa y desmantelar el endurecimiento de los reglamentos bancarios y financieros de la administración anterior. Es evidente que algunas políticas podían tener ramificaciones negativas para la economía canadiense, Sin embargo, es imperativo que no comparemos a Canadá con México. México está compitiendo con Estados Unidos por bajos salarios y es de hecho el principal objetivo de la determinación de Trump de renegociar el TLCAN.
Lo que significa haber tenido menos atención es la política de migración de Trump y la diplomacia internacional, lo cual, en mi opinión, tendrá consecuencias no deseadas. Esto proporciona una oportunidad de oro para que el gobierno de Justin Trudeau traduzca la política hostil sobre migración en ventajas significativas para Canadá y su economía. Estas ventajas podrían incluir atraer más de los mejores y brillantes estudiantes y académicos a través de la migración, aumentar la inversión y mejora nuestra estatura en el escenario internacional.
Independientemente de los resultados de las impugnaciones judiciales a la controvertida prohibición de Trump sobre la migración de ciertos países, sus observaciones belicosas sobre la migración ya han fomentado un clima de hostilidad hacia los migrantes que ya están en Estados Unidos, y ellos han resultado en una profunda trepidación en los corazones de migrantes potenciales quienes imaginaban su vida en ese país. En el pasado, el sueño americano atrajo a migrantes calificados para cumplir sus aspiraciones en Estados Unidos. Esto fue interpretado como un contribuyente importante a la prosperidad de Estados Unidos y su grandeza en el escenario mundial.
Ahora, la actitud negativa hacia los migrantes en Estados Unidos podría inducir a los mismos que son calificados y cualificados quienes de otra manera habrían elegido a Estados Unidos como su destino para venir a Canadá en su lugar. Con una política migratoria hábil y cuidadosamente calibrada, el gobierno canadiense podría aprovechar esta oportunidad para reemplazar el sueño americano con el sueño canadiense. Además, con una sabia y calculada política de inversión, Canadá podría atraer más inversionistas. Después de todo, está claro que los inversionistas y los migrantes cualificados no eligen sus destinos basándose de los tipos de impuestos que la administración de Trump ha prometido. Existen otros factores que influyen en sus decisiones, como la calidad de vida, estabilidad política, respeto por la diversidad y la inclusión institucional, lo cual, todo lo ofrece Canadá.
El gobierno conservador introdujo un sistema de puntos, Express Entry, en 2015. Su programa puso gran énfasis en equiparar a los trabajadores calificados con los empleadores. Los liberales hicieron cambios importantes en el sistema Express Entry. Entre otras cosas, las nuevas reglas dan mayor peso a los solicitantes con un alto nivel de educación, habilidades técnicas y lingüísticas. Este cambio es propicio para atraer más estudiantes graduados internacionales. John McCallum, ex ministro de migración, refugiados y ciudadanía durante el gobierno de Justin Trudeau, subrayó la importancia de atraer estudiantes internacionales diciendo: ¨ Si pienso en que grupo en el mundo haría los mejores futuros canadienses, el grupo que viene a mi mente son los estudiantes internacionales¨.
También es crucial que las universidades canadienses mejoren sus programas y grados para ser más competitivos para atraer más estudiantes graduados internacionales. Con el fin de mantener a los mejores y más brillantes en Canadá, además de becas, algún tipo de experiencia laboral podría ser incorporado en sus programas y grados. Podrían obtener permisos de trabajo durante sus estudios y posterior a su graduación, así podrán ser integrados en la economía emergente basada en el conocimiento. Además, los estudiantes internacionales podrían tener la oportunidad de convertirse en residentes permanentes y finalmente en ciudadanos canadienses. Por lo tanto, las solicitudes de residencia permanente y la ciudadanía de los estudiantes internacionales deben acelerarse, ya que los retrasos en el proceso de solicitudes pueden fácilmente convertirse en motivo de desesperación.
El sector académico de Canadá tiene el potencial de convertirse en un centro de excelencia académica e investigación de clase mundial. Intentar que más investigadores y académicos de talla mundial se conviertan en ingrediente clave de las políticas públicas canadienses. El gobierno de Trudeau ha tomado algunas medidas en ese sentido. En su presupuesto de 2017, se comprometió a proporcionar $117.6 millones durante ocho años para el Programa de Cátedras de investigación Canadá 150, Ciencia y Desarrollo Económico de Canadá. Debería aumentar el nivel de financiamiento de éste programa. Si bien, el aumento del gasto público en el sector académico puede causar preocupación en algunos sectores, estas preocupaciones son lejanas, ya que es probable que los gastos actuales sean los beneficios socioeconómicos de mañana. Como ha señalado Meric Gertler, presidente de la Universidad de Toronto, «una afluencia de talento fomentará un círculo virtuoso, atrayendo a académicos aún más brillantes y estudiantes dotados de todo el mundo».
Finalmente, el gobierno canadiense debería tratar el discurso de la administración Trump sobre la deportación y la prohibición de migrantes indeseados como una oportunidad para mejorar nuestra postura internacional. La ambigüedad y la incertidumbre provocadas por el discurso vago y contradictorio que sale de Washington sobre la Diplomacia internacional en general y el futuro de la OTAN, en particular, abren un espacio para que Canadá incremente su papel en la escena mundial. Con el fin de galvanizar nuestro liderazgo moral, el gobierno podría capitalizar los valores centrales de Canadá de la inclusión, la protección de los derechos humanos y las misiones humanitarias.
Además, el gobierno debería enunciar claramente el apoyo de Canadá a las instituciones y acuerdos multilaterales. Debería profundizar la cooperación con otros países, en particular con los Estados europeos, a fin de consolidar acuerdos sobre cuestiones cruciales como el medio ambiente y el cambio climático. El liderazgo moral internacional se mide por la preocupación por la humanidad y el bien común, no por la proyección del poder militar. Canadá ya ha mostrado su proclividad intrínseca de ser un país amante de la paz y actuar como tal. No debemos perder la oportunidad de oro que el polémico y alienante curso de acción de la administración Trump presenta para que Canadá se convierta en un faro de esperanza para los migrantes y los inversionistas con talento en el siglo XXI.

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