18 de mayo de 2018
DENISE DEVEAU
Es posible que ya estemos pagando el precio por la falta de atención al rendimiento de la productividad, y empeorará si no se hace nada para alentar a más empresarios: Fraser Institute.
El Instituto Fraser ha publicado un nuevo libro que explora las implicaciones de una población que envejece en el panorama empresarial del futuro. Denominado Demografía y Emprendimiento: mitigando los efectos de una población envejecida, presenta ensayos de destacados académicos de Canadá, Estados Unidos y Europa, que cubren temas que van desde comparaciones demográficas, políticas, estructuras tributarias y regulatorias, roles de universidades, inmigración, actitudes culturales y sociales hacia el emprendimiento. El libro fue producido en colaboración con The Entrepreneur Network, de Gran Bretaña, del Adam Smith Institute y el Institute of Public Affairs de Australia.
Steve Globerman, colaborador principal y editor colaborador del Fraser Institute, dice que hay una imagen consistente que sale a la luz en términos de una caída en la tasa de nuevas empresas que continuará en el futuro previsible. «Si bien se ha prestado mucha atención al cambio tecnológico y la innovación, hay otros sectores de la economía que han disminuido», dice. «Venta al por menor y al por mayor es ciertamente una, pero también fabricación, farmacéutica convencional e incluso software. La caída es bastante generalizada».
Esta es una cuestión de considerable preocupación dada la importancia de la iniciativa empresarial para estimular el crecimiento económico y avanzar en la innovación, dice. «Las startups representan históricamente un canal muy importante. Si ese canal se vuelve menos robusto, menos empresas se moverán hacia la economía”.
La demografía se puede culpar por gran parte de esta disminución. La investigación muestra que la edad principal para startups emprendedoras es entre los 20 y los 40 años. Estas personas tienden a impulsar el emprendimiento porque están dispuestas a asumir riesgos y, sin embargo, tienen experiencia comercial en el mundo real.
Sin embargo, sus números están disminuyendo. Al observar el perfil demográfico en Canadá, la proporción de canadienses entre las edades de 25 y 49 alcanzó un 40.1 por ciento en 1995, cayendo al 33.7 por ciento en 2015. Para 2065, se espera que baje a 29.3 por ciento.
Al mismo tiempo, la investigación muestra que las nuevas empresas pequeñas como porcentaje de todas las pequeñas empresas en Canadá cayeron a 12.8 por ciento en 2014 desde 24.5 por ciento en 1984, lo que representa una disminución del 50 por ciento en 30 años.
Las estrategias de mitigación pueden mejorar las perspectivas de nuevas empresas en el futuro, incluidos los cambios de política en materia de impuestos, inmigración y financiación para incentivar la actividad empresarial y ampliar el conjunto de capital emprendedor.
El primer grupo de ensayos se centra en los números actuales de investigación demográfica y el papel del emprendimiento en el crecimiento económico, incluido un estudio comparativo de las tendencias demográficas de cinco países, incluido Canadá.
Otros ensayos examinan las diversas estructuras y políticas fiscales que obstaculizan el espíritu empresarial. «Los impuestos y la política son instrumentos que el gobierno tiene a su disposición que pueden marcar la diferencia», dice Globerman. «Lo que le pedimos al gobierno que haga es que se aparte y reduzca la carga impositiva sobre la innovación».
Otra sección analiza el ecosistema actual. «Es necesario que haya más sinergia entre las universidades que son centros para generar nuevas ideas y la comunidad empresarial y financiera», señala Globerman. «¿Cómo podemos hacer que trabajen juntos de manera más eficiente? Estamos viendo algunos resultados de las actividades actuales, pero tenemos un largo camino por recorrer para que ese enlace sea más efectivo».
Un capítulo sobre inmigración analiza cómo esta población representa un porcentaje desproporcionado de empresarios en relación con su tamaño. «Una pregunta importante es cómo alentamos y aprovechamos el potencial de las personas que ingresan al país», dice Globerman.
La reducción de los impuestos personales y comerciales y la eliminación de los impuestos a las ganancias de capital con el fin de incentivar una mayor asunción de riesgos para los empresarios potenciales son algunas de las recomendaciones que se ofrecen. También se debe considerar la eliminación de la burocracia regulatoria y los procesos de racionalización para disminuir las barreras de entrada.
«El mensaje que estamos tratando de transmitir con esta publicación es que este es un tema que realmente vale la pena preocuparse y merece la atención», afirma Globerman. «Es posible que ya estemos pagando el precio por no prestar suficiente atención en nuestro pésimo rendimiento de productividad. Esto solo empeorará si no se hace nada para mejorar el entorno y alentar a más empresarios».
